Vídeo en el que un profesor resulta agredido
Artículo sobre las agresiones sufridas por el profesorado
Según un estudio reciente, el 25% de los profesores de los centros públicos ha sufrido diferentes formas de agresión por parte de los alumnos o de sus padres. Para algunos, el dato es exagerado. Como profesional de la enseñanza, a mí no me extraña. Es patente la falta de autoridad de muchos profesores, consecuencia de sentirnos desautorizados por los padres ante cualquier problema de disciplina, de unas leyes educativas que no sólo no la potencian, sino que la menguan, y también porque a veces anteponemos el afán de ser populares a la obligación de exigir. Pero no es ésta la única causa de la violencia en las escuelas. La mentalidad hedonista propia de nuestra sociedad comporta, entre otras consecuencias, la falta de espíritu de sacrificio y el no estar preparado para aceptar las contradicciones. También una preponderancia de la sensibilidad sobre la razón, muy relacionado ello con el subjetivismo moral que subordina el bien y el mal a lo que agrada o contraría. Es necesario y urgente el abandono de la permisividad y el relativismo moral con que educamos a nuestra juventud, tanto en casa como en la escuela. Educar en el sentido del límite y en virtudes humanas desde pequeños es imprescindible si se quiere acabar con todas las formas de violencia.
Según un estudio reciente, el 25% de los profesores de los centros públicos ha sufrido diferentes formas de agresión por parte de los alumnos o de sus padres. Para algunos, el dato es exagerado. Como profesional de la enseñanza, a mí no me extraña. Es patente la falta de autoridad de muchos profesores, consecuencia de sentirnos desautorizados por los padres ante cualquier problema de disciplina, de unas leyes educativas que no sólo no la potencian, sino que la menguan, y también porque a veces anteponemos el afán de ser populares a la obligación de exigir. Pero no es ésta la única causa de la violencia en las escuelas. La mentalidad hedonista propia de nuestra sociedad comporta, entre otras consecuencias, la falta de espíritu de sacrificio y el no estar preparado para aceptar las contradicciones. También una preponderancia de la sensibilidad sobre la razón, muy relacionado ello con el subjetivismo moral que subordina el bien y el mal a lo que agrada o contraría. Es necesario y urgente el abandono de la permisividad y el relativismo moral con que educamos a nuestra juventud, tanto en casa como en la escuela. Educar en el sentido del límite y en virtudes humanas desde pequeños es imprescindible si se quiere acabar con todas las formas de violencia.
¿Por qué ocurren estas agresiones?
La explicación ya esta dada, aquí pondremos un breve ejemplo para comprender mejor este tipo de situaciones.
Dos viñetas. En una se ve a un maestro enseñando las notas a uno de sus alumnos y a los padres del escolar. El docente no esconde en su cara el enfado por los malos resultados. En la segunda viñeta los papeles se intercambian y son los padres y el niño los que enseñan esas mismas notas al maestro. Le culpan a él de los malos resultados académicos.
Parece de chiste, pero tras esas dos ilustraciones se esconde una realidad que quita el sueño, por no decir la ilusión, a más de un maestro.
Parece de chiste, pero tras esas dos ilustraciones se esconde una realidad que quita el sueño, por no decir la ilusión, a más de un maestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario